jueves, 27 de diciembre de 2012

"Como un ciego frente al mar"


Mi papá a los 70 años decidió abandonar el juramento hipocrático
Que tomó 45 años antes:
Hoy prefiere contarme las historias clínicas de sus pacientes
Antes que guardárselas para sí;
Pero yo lo perdono, porque es viejo
Y eso le confiere una cierta impunidad
No es mal médico, pero es un psiquiatra de la vieja escuela
No le gusta el bla bla de la psicología
El es pastilla y a la bolsa.

Incluso tenemos un juego 
Que nos divierte mucho a los dos:
A veces trabajo de secretaria con el 
y cuando se va el ultimo de sus pacientes
Yo trato de adivinar las patologías 
De las personas que atendió ese día
Por ejemplo: 
"La señora rubia y gorda... depresiva"
o "El viejo... esquizo"
Y así. 
Y el me dice si adiviné o no
Y yo le pregunto
De que habló con sus pacientes
Y el me dice
Y yo le pregunto como hace para ayudarlos
Y el no me dice mucho.

Los depresivos son los mas fáciles de adivinar
En este juego que tenemos,
Hablan muy despacio o no hablan 
Y miran la pared, pero no están mirando nada
Es como si su cerebro estuviera hecho de metal
Y andan con ese asunto.

Después están los otros
Los que escuchan que los llaman
Y sueñan con sus muertos
Me dan mucho miedo porque siento que es muy poco
Lo que nos separa, es tan poco
Lo que hace que yo no esté en sus medias
Que yo ya no sé.

Y cuando terminamos nuestro juego
Y papá terminó de ordenar el consultorio
Vamos a comer algo
Y hablamos de nosotros.

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